Las parejas «controladoras» tienen más conflictos con el deseo sexual

Junio 2011

Las parejas «controladoras» tienen más conflictos con el deseo sexual. El estudio se publica en el último número de la revista Anales de Psicología. – Las personas que se sienten seguras sobre su relación de pareja tienen una vida erótica más satisfactoria y son más capaces de ofrecer cuidados sensibles.

Por el contrario, las personas inseguras, tendentes a la ansiedad o la evitación y al cuidado compulsivo o controlador, viven el deseo sexual de manera más conflictiva y están más insatisfechas en la relación de pareja, según un estudio de la Universidad del País Vasco España

“Según nuestros resultados, las personas inseguras (ansioso-ambivalentes) tienden a cuidar compulsivamente a sus parejas, mientras que las personas evitativas tienden a cuidar controladoramente y a mostrar mayor conflicto con el deseo”, declara a SINC Javier Gómez Zapiain, profesor de psicología de la sexualidad en la Universidad del País Vasco y autor principal del trabajo.

El grupo de investigación de Gómez Zapiain estudió el nivel de conflicto con el deseo erótico, el grado de satisfacción con la vida sexual y otras variables relacionadas con el comportamiento sexual y de cuidado, en una muestra de 211 parejas estables del País Vasco. Para ello repartieron cuestionarios de forma individual y aleatoria en distintos colectivos profesionales procedentes de la educación, la sanidad, los servicios públicos y las actividades privadas. “El objetivo de esta investigación consistió en estudiar las relaciones entre tres sistemas esenciales en el comportamientos humano como son el sexual, el de apego y el de cuidados. Tratamos de obtener una evidencia empírica de que la armonía entre los tres sistemas contribuye a la calidad de las relaciones de pareja”, apunta Gómez Zapiain. Desde el punto de vista de los modelos de apego, los encuestados se dividieron en dos grandes grupos: seguros e inseguros. Asimismo, las personas inseguras se subdividieron en ansiosas o ambivalentes. “En este sentido, las personas ansiosas son las que reaccionan aferrándose al otro y cuidando compulsivamente, y las evitativas reaccionan evitando el vínculo. Su filosofía es ‘más vale no tener, que tener y perder’.

Además, en el ámbito de la intimidad son personas con más dificultades”, señala el investigador. Del total de encuestados, 116 fueron mujeres y 95 varones, con edades comprendidas entre los 20 y los 65 años en torno a una edad media de 37,36 años. Un 44,3% de ellas eran personas solteras, un 46,7% casadas, un 4,9% parejas de hecho y un 4,1% divorciadas. El 88,7% de la muestra se consideró heterosexual, el 5,6% homosexual y el 5,6% bisexual. Del conjunto de la muestra, el 89,5% tenían pareja estable en el momento de la investigación y el tiempo medio de relación se situó en 13,52 años. “Para nosotros era muy importante que participaran personas vinculadas afectivamente en una relación de pareja con un mínimo de estabilidad en el tiempo”, añade Gómez Zapiain.

La pareja más conflictiva: ansiosa vs. evitativa La combinación de diferentes estilos de apego en una pareja puede explicar su grado de conflicto. “Cada miembro debe tener la capacidad de colocarse en posición de soporte para responder a la pareja cuando está mal y necesita apoyo emocional. Al mismo tiempo, deben ser capaces de colocarse en lo que nosotros denominamos ‘posición de dependencia’, es decir, reconocer la necesidad de apoyo y poder expresarlo en un momento de angustia”, apunta el experto.

Un individuo saludable desde el punto de vista psicológico puede saltar flexiblemente de una posición a otra. La hipótesis que manejan los expertos es que las personas que muestran seguridad en el apego alcanzan esta capacidad, mientras que las inseguras (ansioso-ambivalentes o evitativas) manifiestan una evidente incapacidad en este sentido.

“Es muy interesante, desde la perspectiva de pareja, ver cómo se combinan los estilos de apego dentro de ella. La mezcla más explosiva se produce cuando uno de los miembros de la pareja es ansioso y el otro evitativo. Esta combinación es la que, con mayor probabilidad, podría terminar en una consulta o incluso en la ruptura de la pareja”, afirma Gómez Zapiain.

 

 

Referencia bibliográfica:

Gómez-Zapiain, J., Ortiz Barón, M. J., y Gómez Lope, J. (2011). Experiencia sexual, estilos de apego y tipos de cuidados en las relaciones de pareja. Anales de Psicología, 27(2), 447-456.

Gómez-Zapiain, J., Ortiz Barón, M. J., y Gómez Lope, J. (2011). Capacidad para aportar y solicitar apoyo emocional en las relaciones de pareja en relación con los perfiles de apego. Anales de Psicología, 27(3).

Los pacientes diabéticos mayores se mantienen sexualmente activos

Según un nuevo estudio publicado en la versión en línea de Diabetes Care, aunque la diabetes afecta a la función sexual de adultos de mediana edad y mayores, no pone fin a la actividad sexual en este grupo de pacientes.

Los hallazgos del estudio, basados en una encuesta de casi 2000 participantes diabéticos y no diabéticos, indican que aun cuando la diabetes altere la libido, la función eréctil y el orgasmo, los adultos de edad avanzada con pareja que padecen la enfermedad siguen teniendo actividad sexual más o menos con la misma frecuencia que las personas que no tienen la enfermedad: casi 70% de los hombres diabéticos con pareja y 62% de las mujeres diabéticas con pareja tienen actividades sexuales un promedio de dos o tres veces cada mes.

La autora principal Dra. Stacy Tessler Lindau, MAPP, FACOG, profesora asociada de obstetricia y ginecología y de medicina en la University of Chicago, Illinois, y sus colaboradores hacen hincapié en que es bien conocida la interrelación entre la diabetes y la disfunción sexual.

Señalan que puesto que los pacientes diabéticos, de un modo similar a otros, pueden titubear a la hora de comentar aspectos relacionados con el sexo, los médicos harían bien en asumir un papel más activo e iniciar las charlas con los diabéticos e identificar problemas sexuales

La encuesta basada en la población fue parte del National Health, Social Life and Aging Project y en ella se evaluó a 1993 adultos de 57 a 85 años de edad. El diseño del estudio comprendió entrevistas en el domicilio, inventarios de medicamentos y determinaciones de las concentraciones de HbA1c.

De los participantes, 47% de los hombres tenían diabetes; casi la mitad estaban al tanto de la enfermedad, la otra mitad no. Casi 40% de las mujeres encuestadas resultaron con diabetes. De nuevo, la mitad de ellas sabía tenían la enfermedad, la otra mitad no.

Los hombres con diagnóstico de diabetes tenían más posibilidades de referir menos interés en el sexo (oportunidades relativas ajustadas [ORA]; 1,72; intervalo de confianza [IC] del 95%: 1,12 a 2,63) que otros hombres y a referir tener más problemas de disfunción eréctil (ORA: 2,52; IC del 95%:1,53 a 4,14).

Las dificultades para lograr el orgasmo eran más frecuentes en los participantes con diabetes y tales dificultades fueron comunicadas tanto en mujeres como en hombres, supiesen o no supiesen que tenían diabetes.

Los autores dicen que este hallazgo indica que las dificultades orgásmicas tienen una tendencia a una etiología predominantemente funcional, más que psiquiátrica.

Las mujeres con diabetes tenían menos posibilidades que los hombres diabéticos (ORA: 0,28; IC del 95%, 0,16 a 0,48) y que las mujeres sin diabetes (ORA, 0,63; IC del 95%: 0,45 a 0,87) de ser sexualmente activos y los diabéticos sin pareja tenían más o menos la mitad de posibilidades de ser sexualmente activos que las mujeres con parejas (33% frete a 62%, respectivamente).

Las mujeres diabéticas, con pareja o sin pareja, tenían considerablemente menos posibilidades que los hombres de haber comentado los problemas sexuales con un médico (19% frente a 47%, respectivamente).

Los autores dicen que esto resalta la necesidad de que los médicos interroguen a los pacientes, sobre todo a las mujeres, en torno a cualquier problema relacionado con el sexo que puedan experimentar.

Las limitaciones del estudio comprenden el tamaño de la muestra, que fue demasiado pequeña para explicar los posibles efectos del medicamento sobre la disfunción sexual en la población encuestada.

La Dra. Lindau y sus colaboradores resaltan la importancia de que el médico tenga presente la actividad sexual continuada y la posibilidad de problemas sexuales y que realicen un interrogatorio minucioso a los pacientes con diabetes y sus factores de riesgo y terminó diciendo: «La atención dirigida a los problemas sexuales potencialmente tratables en los diabéticos de mediana edad y adultos mayores mejorará la calidad de vida así como el tratamiento global de la diabetes».

El estudio fue financiado por el National Institute on Aging, la Office of Research on Women’s Health, y la Office of AIDS Research, así como la Office of Behavioral and Social Sciences Research, todos parte del National Institutes of Health, y el National Opinion Research Center de la University of Chicago, Illinois. Los autores del estudio han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.

Diabetes Care. Published online August 27, 2010.
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